. Una profesora de primer grado en Madrid explica en clase qué es una colchonera fanática. Pide a los alumnos que levanten la mano en caso de ser también del Atleti. Todos en la clase, coaccionados por la maestra, levantan la mano, excepto una chavalita del fondo de la clase. La profesora mira a la niña con sorpresa y le dice:
 - Martita, ¿por qué no has levantado la mano?
 - Porque yo no soy del Atleti, responde.
La profesora, extrañada, pregunta:
 - Vaya, si tú no eres del Atleti, entonces, ¿cuál es tu equipo?
 - Soy del Madrid, y estoy muy orgullosa de ello, responde la pequeña.
La profesora no daba crédito.
 - Martita, hija mía, ¿qué pecado has cometido para ser del Madrid?
 - Mi madre es vikinga, mi padre es vikingo y mi hermano es vikingo; por eso yo también soy vikinga, dice convencida la chiquilla.
 - Bueno, dice irritada la profesora, eso no es motivo para ser vikinga. Tú no has de ser siempre lo mismo que tus padres. Si tu madre fuera una puta de la Casa de Campo, tu padre un traficante en Carabanchel y tu hermano un mariconazo, entonces, ¿tú qué serías?
 - Sería del atleti, respondió la niña.

 . Un ambicioso entrenador de un equipo femenino de atletismo decidió darles grandes dosis de hormonas a las chicas para mejorar su rendimiento. Por supuesto, el equipo empezó a mejorar sus resultados. Pronto ganaron las competencias locales, después las estatales y finalmente vencieron fácilmente en la competición nacional.
 Después de la competencia, Penélope, una de las chicas más veloces del equipo, se acercó al entrenador y le confió:
 - Oiga, entrenador, tengo un problema. Me ha estado saliendo pelo en el pecho...
 - ¡Qué!, - exclamó el entrenador, muy alarmado. - ¿Qué tan abajo te llega?
 Y ella le responde:
 - Hasta los huevos. Esa es la otra cosa de que quería hablarle...