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Chistes de locos
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. En el manicomio, un loco gritaba:
- ¡Yo soy el enviado de Dios!
Se le acerca otro loco y le dice:
- No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y así, los dos locos discuten. Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta:
- ¿Qué pasa aquí?
Y el primer loco dice:
- ¡Yo soy el enviado de Dios!
Y el segundo dice:
- No, ¡Yo soy el enviado de Dios!
Entonces, el tercer loco dice:
- Un momentito, ¡Yo no he enviado a nadie! |
. En el patio de un manicomio se encontraba un grupo de internos que se
reían a intervalos.
El director que hacía sus rondas se acerca curioso para ver que era lo
que sucedía. Al acercarse, ve que un loco dice un número:
- ¡Doce!
E inmediatamente el resto del grupo se comienza a reír. Al acabar las
carcajadas del grupo, otro de los del grupo dice otro número:
- ¡Treinta y dos!
Obteniendo, nuevamente, el mismo resultado del grupo ahí congregado,
que se suelta a carcajadas. El director les pregunta:
- ¿Qué es lo que está sucediendo?
A lo que uno de sus pacientes le contesta:
- Estamos contando chistes.
Aún más curioso, el director comenta:
- ¡Pero si sólo están diciendo números!
A lo que el mismo paciente le explica:
- Lo que pasa es que nos sabemos tantos chistes, que los hemos
enumerado para ahorrarnos el tiempo de contarlos.
Ponderando esta explicación, el director decide probar su suerte y dice:
- A ver, dieciocho.
A lo que no recibe respuesta alguna del grupo, sino un silencio absoluto.
Anonadado vuelve a intentar.
- Veintidós.
Obteniendo la misma silenciosa reacción. Desesperado comienza a decir
números uno tras otro sin lograr sacarle a ninguno de sus internos la
menor sonrisa, hasta que por fin les pregunta:
- ¿Pero qué pasa? ¡Les he contado varios chistes y nadie se ríe!
A lo que uno de los locos le contesta:
- ¡Lo que pasa es que usted no tiene gracia para contarlos! |
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. Iba un avión de locos y se le acaba la gasolina, entonces informan a los
pasajeros:
- ¡Se nos a acabado la gasolina!
Y responde un loco:
- ¡A empujar se a dicho! |
. En una ocasión se encontraron tres locos en un desierto. Llevaban varios
días de recorrido y no habían encontrado nada para comer y mucho menos
para beber. Después de cinco días, los tres locos encontraron un coche
viejo en medio del desierto, uno de los locos pregunta:
- ¿Para qué nos puede servir este coche?
El segundo le contesta:
- Yo no lo sé, pero tiene que servir para algo.
A lo que el tercero le responde:
- Yo me voy a llevar un asiento para sentarme cuando me canse.
Le dice el segundo:
- Yo me voy a llevar el radiador para tomar agua cuando tenga sed.
El primer loco dice:
- Pues, yo me voy a llevar una puerta.
Y los otros locos le dicen:
- ¿Una puerta? ¿Y para qué?
A lo que el primer loco le contesta:
- ¡Para bajar los cristales cuando tenga calor! |
. Este es un Sr. que va al psicólogo porque tenía un problema, cada vez que
soñaba, soñaba que era un portero de fútbol, siempre un portero de fútbol
pendiente del partido debajo de los tres palos.
A esto el psicólogo le pregunta:
- ¿Mire y usted no sueña con mujeres?
- Por favor doctor.... a ver si me distraigo y me marcan un gol. |
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