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Personajes
"Los Sitios" en la
literatura

Zaragoza 1808-1809, segundo centenario de los "sitios"


13. La ciudad, agotada, capitula

Las esclusas de Casa Blanca, o Casablanca, fueron muelle de embarque de tropas y suministros. El mariscal Lannes eligió el edificio como puesto de mando y durante muchos años fue conocido en Zaragoza como la Casa de la Capitulación, pues en ella firmaron la rendición Pedro María Ric y otros siete miembros de la Junta, el 20 de Febrero de 1.809.

A finales de febrero de 1809 Zaragoza empezaba a parecer una ciudad fantasma. El castigo infligido por la artillería francesa había sido atroz, los víveres escaseaban, las iglesias que quedaban en pie estaban llenas de heridos, atendidos por religiosos y religiosas con lo poco que tenían a mano, y las enfermedades infecciosas diezmaban la población. Más de 700 personas fallecían cada día por el tifus y la disentería.

Por si esto fuera poco, en los sangrientos combates de los días anteriores habían muerto algunos de los mandos más destacados entre los defensores, que combatían desde hace tiempo con más ardor que medios materiales. El 15 de Enero, cuando ya se había suspendido cualquier tipo de Audiencia o corporación, con más de 500 proyectiles (uno cada dos minutos) cayendo sobre la ciudad, Palafox cayó enfermo. En parte por lo desesperado de la situación y en parte por esta enfermedad, fue dictando proclamas henchidas de patriotismo y, al tiempo, satanizando la indisciplina y las presuntas traiciones: algunos habitantes de la ciudad fueron ahorcados.

Cuatro días mas tarde, viendo que la gravedad de su enfermedad no le permitía dirigir la defensa, Palafox traspasó la autoridad política al paisano Pedro María Ric que, tras evaluar la situación, concluyó en que lo mejor para todos era cesar la lucha. Mandó un emisario para pedir 24 horas de tregua, tiempo en el que redactar un acta de capitulación honrosa. Lannes le concedió dos horas y le anunció que tenía seis hornos en el Coso cargados cada uno con 3.000 libras de pólvora, dispuestos a estallar simultáneamente; que 50 cañones apuntaban a la ciudad, y que al mediodía siguiente lanzaría el ataque definitivo. La Junta, no sin la oposición de grupos de exaltados, se avino a la exigencia y la firmó en la Casa Blanca, junto a las esclusas del Canal Imperial. Una comisión de cinco notables se presentó allí al irritado mariscal Lannes. En el documento elaborado por el mando francés se establecía:



Capítulo 1. La Guarnición de Zaragoza saldrá mañana 21 al mediodía de la ciudad con sus armas por la Puerta del Portillo y las dejará a 100 pasos de dicha puerta.

2. Todos los oficiales y soldados de las tropas españolas harán el juramento de fidelidad de su Majestad Católica al Rey José Napoleón I.

3. Todos los Oficiales y Soldados que habrán prestado el juramento de fidelidad, quedarán en libertad de entrar en el servicio de defensa de su Majestad Católica.

4. Los que de ellos no quisieran entrar en el servicio serán llevados prisioneros a Francia.

5. Todos los habitantes de Zaragoza, y los extranjeros, si los hubiere, serán desarmados por los alcaldes, y las armas puestas en la Puerta del Portillo el 21 al mediodía.

6. Las personas y las propiedades serán respetadas por las tropas del emperador y rey.

7. La religión y sus ministros serán respetados, y serán puestos centinelas en las puertas de los principales templos.

8. Las tropas francesas ocuparán mañana al mediodía todas las puertas de la ciudad, el castillo y el Coso.

9. Toda la artillería y municiones de toda especie serán puestas en poder de las tropas del emperador y rey mañana al mediodía.

10. Todas las cajas militares y civiles (es decir, las tesorerías y cajas de Regimiento) serán puestas a disposición de Su Majestad Católica.

11. Todas las administraciones civiles y toda especie de empleados harán juramento de fidelidad a Su Majestad Católica, y la justicia se distribuirá del mismo modo, y se hará a nombre de Su Majestad Católica el Rey José Napoleón I.

Imágenes: Fundacion2008.com
Fuente: Heraldo de Aragón
Que al mismo tiempo está inspirada principalmente en dos libros:
- El diario de un funcionario judicial, Faustino Casamayor
- "Zaragoza 1808 y 1809. Los sitios vistos por un francés", de Jacques Belmas, jefe de un batallón de ingenieros.


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