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Alejandro Casona

Alejandro Rodríguez Álvarez conocido como Alejandro Casona fue un dramaturgo y maestro español de la generación del 27. Nació en Besullo, Asturias en 1903. Fue hijo de padre y madre maestros, al final él también fue profesor.

   Cursó estudios en las universidades de Oviedo y Murcia, y en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid. Se inició en el mundo teatral dirigiendo una compañía de aficionados, el Teatro de las misiones pedagógicas, formada por los alumnos del instituto del Valle de Arán, del que era profesor. La enseñanza constituyó, ciertamente, una faceta importante en la primera etapa de su vida, ya que fue nombrado inspector de Enseñanza Primaria durante la República, y publicó una primera obra de teatro infantil, "El pájaro pinto".

En octubre de 1928 en San Sebastián contrajo matrimonio con Rosalía Martín Bravo, compañera de estudios en Madrid. La joven pareja se estableció en el pueblo de Lés, provincia de Lérida, donde nació, en 1930, su única hija, Marta Isabel; vivieron allí hasta febrero de 1931.

Después de una breve incursión en el terreno de la poesía con obras tales como "La flauta del sapo"(1930), "Flor de leyendas"(1932), una colección de leyendas clásicas y medievales, por la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio Lope de Vega, Alejandro Casona decidió dedicarse por completo al teatro.

   Compuso "La sirena varada" poco antes de tener que partir al exilio en Argentina, debido a su filiación republicana, tras el estallido de la guerra civil española.
   De regreso a España en 1962, estrenó con éxito y gran algarabía sus obras y el público crítico lo mejor de su producción.

  Murió el 17 de septiembre de 1965 en Madrid.

Fuente: elresumen.com

Frases y citas de Alejandro Casona (66)

• No hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa.

• Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados.

• Algunos hay que parecen zurdos de las dos manos.

• La vida no es solamente un derecho. Es, sobre todo un deber.

• Es asombrosa esa manera que tenéis los soñadores de no ver claro más que lo que está lejos..

• No le pida nunca nada a la vida. Espere... y algún día la vida le dará una sorpresa maravillosa.

• Si las flores soñaran con las raíces, sólo soñarían estiércol.

• Maravilla grande es que no teniendo más que una sola vida podamos tener tantas muertes.

• Es peligroso volver a donde se ha sido feliz con veinte años de retraso.

• La curiosidad es el pecado original.

• Yo sé que la muerte no resuelve nada, que todos los problemas hay que resolverlos de pie.

• La belleza es la otra forma de la verdad.

• Por ejemplo... A veces, estando conmigo a solas, con tus manos entre las mías... Como ahora... Hemos pasado horas enteras en silencio. Sin decirnos una sola palabra, pero sin sentir el vacío entre nosotros. Y a eso llamo yo cariño, ¿comprendes? A esa plenitud tranquila, que sólo siente uno... Entre los suyos.

• Adiós, mi amor querido. Gracias por todo lo que me diste, y gracias por cada vez que vuelvas a pensar en mí.

• Los peces son los únicos seres que al morir, suben.

• Como dijo el sabio: te empeñas en caer en sus brazos y sólo consigues caer en sus manos.

• El champán es igual que un caballo, fuego en las venas y espuma en el morro.

• Un gran señor es el que sabe convertir una limosna en un regalo.

• Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió.

• Mejor aplicar el llanto siempre que sea posible, como la medicina antigua aplicaba la sangría.

• No tengas miedo a la verdad: puede doler mucho, pero es un dolor sano.

• Dígalo, dígalo sin miedo; tal como va el mundo todos los que no somos imbéciles necesitamos estar un poco locos.

• Yo creo firmemente que la monogamia es el estado perfecto del hombre civilizado.

• Son los dos instrumentos que más me gustan. La armónica se besa y la guitarra se abraza; y los dos tienen nombre de mujer.

• ¿Y qué me importa a mí la opinión de los demás? Mi problema no son ellos quienes han de resolverlo; soy yo mismo.

• ...Hasta aquel día yo, que me había creído siempre solo, no supe lo que es la verdadera soledad.

• En el verdadero amor no manda nadie; obedecen los dos.

• El llanto es tan saludable como el sudor y más poético.

• A primera vista estamos en una gran oficina moderna, del más aséptico capitalismo funcional.

• ¿Sabe usted lo que es esperar veinte años para vivir un solo día y cuando ese día llega encontrarlo también negro y vacío?

• Los niños juegan tantas veces con la muerte sin saberlo...

• Cuando los hombres nos miran mucho, puede no pasar nada; pero cuando no se atreven a mirarnos, todo puede pasar.

• Sólo se odia de verdad lo que antes se ha querido.

• ¡Es un poco como sentirse morir y un poco como sentir a Dios!

• No basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud. Con todas sus consecuencias.

• Las novelas nunca las han escrito más que los que son incapaces de vivirlas.

• Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros.

• ¡Ah, no, así no! Llorar es demasiado fácil. Eso ya lo he hecho yo mil veces y no sirve de nada. ¡No te pido lágrimas! ¡Lo que quiero son árboles!

• Cuando la señora manda una cosa y el señor otra, se dice que sí al señor y se hace lo que manda la señora.

• Los hombres enteros son como el pan bien amasado: cuanto más dura tienen la corteza, más tierna esconden la miga.

• Yo no soy más que un pobre salvaje. La guerra se la dejo a los civilizados.

• Los perros no piensan y distinguen enseguida a los malos de los buenos.

• Ella no te necesita. Tiene tu recuerdo, que vale más que tú.

• Un hombre vale por lo que construye.

• Que no me vean caída. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol.

• Tu aliento se me fue haciendo costumbre, y ahora lo único que sé es que ya no podría vivir sin él; lo necesito junto a mí y para siempre, contra mi propia almohada. En tu casa o en la mía ¡Qué importa! Cualquiera de las dos puede ser la nuestra. Elige tú.

• Hace un momento tenía la preocupación de que no le querías bastante y ahora casi me da miedo verte quererle tanto.

• Cuando se quiere, siempre es a pesar de todo.

• Para comprender lo poco que a Dios le importa el dinero, basta ver a quién se lo da.

• No hablar nunca de una cosa no quiere decir que no se sienta.

• No es más fuerte la razón porque se diga a gritos.

• Los periodistas sólo acuden donde hay desgracias.

• Si perdieras un tesoro y te encontraras otro, no volverías a esconderlo en el mismo sitio.

• El matrimonio es el amor domesticado.

• Irse es como sustituirse por el recuerdo, y puede ser peligroso.

• Es asombrosa la cantidad de verdades que puede engendrar una mentira.

• Hay días en que el alma no puede ponerse de pie y necesita apoyarse en alguien.

• No hay nada que un hombre no sea capaz de hacer cuando una mujer le mira.

• Hablar poco, pero mal, ya es mucho hablar.

• Nunca me ha gustado lo que puede hacer todo el mundo.

• ¿No cree que sembrar una inquietud o una ilusión sea una labor tan digna por lo menos como sembrar trigo?

• Un buen profesor debe parecerse lo más posible a un mal estudiante.

• Una flor vale más que una lección de botánica.

• Nadie miente delante de la muerte.

• Todas las cosas han sido siempre así, hasta que hay alguien que dice ¡basta!

• El Danubio no es un río; es una melodía de agua.