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Conde de Lautréamont

Isidore Lucien Ducasse, conocido como Conde de Lautréamont, fue un poeta francés de origen uruguayo, nacido en Montevideo en 1846.
De padres franceses asentados en Uruguay, fue a Francia en 1860, donde cursó estudios secundarios en el Liceo de Tarbes y en el Liceo de Pau (1863-1865). Tras sus estudios, regresó a Montevideo hasta 1867, año en que se instaló en París.

Tomó su pseudónimo del personaje de una novela histórica de Eugène Sue, en la cual Lautréamont empieza siendo un perfecto caballero y se hunde progresivamente en el vicio, la blasfemia y la monstruosidad.
La obra literaria de Lautréamont fue impresa entre 1868 y 1870, entre su regreso de Montevideo y su muerte.

Su libro titulado Chants de Maldoror (Cantos de Maldoror, 1869) fue alabado por los surrealistas, que citan su obra como una de sus fuentes predilectas.
En 1870 publicó Poésies (Poesías), que contiene sólo el prefacio de un segundo volumen de poesías que nunca vio la luz. Fue reeditado por André Breton en 1919 y por Philippe Soupault en 1923.

Lautréamont murió en París el 24 de noviembre de 1870 en extrañas circunstancias.

Fuente: mcnbiografias.com

Frases y citas de Conde de Lautréamont (50)

Mi poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura.
Ya es hora de reaccionar contra lo que nos ofende y nos doblega autoritariamente.
Tenemos libertad de hacer el bien.

En toda época la duda ha existido en minoría.
Nada menos extraño que las contradicciones que se descubren en el hombre.
Todo el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual.
Los hombres que han resultado detestar a sus semejantes, ignoran que es preciso comenzar por detestarse a sí mismos.
El verdadero dolor es incompatible con la esperanza. Por muy grande que sea ese dolor, la esperanza aún se alza a cien codos más arriba.
La melancolía y la tristeza constituyen ya el comienzo de la duda; la duda es el comienzo de la desesperación; la desesperación es el comienzo cruel de los diferentes grados de maldad.
Soy hijo del hombre y de la mujer, según lo que se me ha dicho. Eso me extraña. ¡Creía ser más!
Para describir el cielo, no es necesario transportar hasta él los materiales de la tierra. Es necesario dejar la tierra, sus materiales, allí donde están, a fin de embellecer la vida con su ideal.
No reneguéis la inmortalidad del alma.
¡Adiós! ¡Adiós! ¡Te amaré siempre! Desde ahora, abandono la virtud.
Los grandes proyectos se estiman cuando uno se siente capaz de grandes éxitos.

No conozco obstáculo que supere las fuerzas del espíritu humano, salvo la verdad.
Los hombres que no se baten en duelo creen que los que se baten en duelo a muerte son valerosos.

Hay una filosofía para las ciencias. No la hay para la poesía. No conozco moralista que sea un poeta de primer orden. Es extraño, dirá alguien.
La duda ha existido en todo tiempo como minoría. En este siglo está en mayoría. Respiramos la violación del deber por los poros. Eso sólo se ha visto una vez, y no se volverá a ver.
El elefante se deja acariciar. El piojo no.
La moderación de los grandes hombres sólo limita sus virtudes.
Rechazad la incredulidad: será para mí un placer.
Sufrir es una debilidad, cuando es posible evitarlo y hacer algo mejor.
La generosidad disfruta de las felicidades ajenas, como si fuera responsable de ellas.
No soy todavía un esqueleto y la vejez no se ha pegado a mi frente.
Las invenciones de los hombres van en aumento. La bondad, la malicia del mundo en general, no sigue siendo la misma.

Hay que saber arrancar bellezas literarias hasta en el seno de la muerte, pero esas bellezas no pertenecen a la muerte. La muerte no es más que la causa ocasional.
La poesía debe ser hecha por todos.
Para los valientes el encanto de la muerte no existe.
¡Los grandes pensamientos vienen de la razón!
La moderación de los grandes hombres sólo limita sus virtudes.
Los sentimientos son la forma de razonamiento más incompleta que se pueda imaginar.
¡Aritmética! ¡Álgebra! ¡Geometría! ¡Trinidad grandiosa! ¡Triángulo luminoso! ¡El que no os ha conocido es un insensato!
Si no tuviésemos defectos, no encontraríamos tanto placer en corregirnos, en alabar en los otros aquello que nos falta.

No trasmitáis a los que os leen más que la experiencia que se desprende del dolor, y que no es el dolor mismo. No lloréis en público.
La poesía debe tener por objetivo la verdad práctica.
Bondad, te llamas hombre.

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Aprende Más

Se puede ser justo si no se es humano.
La desesperación es el más pequeño de nuestros errores.
Se dicen cosas sólidas cuando no se procura decir con ellas cosas extraordinarias.
La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil.
Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso todavía contemplar las ruinas de los hombres.
Varias cosas ciertas son contradichas. Varias cosas falsas no son contradichas. La contradicción es la señal de la falsedad. La no contradicción es el signo de la certeza.
Un poeta debe ser más útil que cualquier otro ciudadano de su tribu.
Bondad, tu nombre es viril.
El plagio es necesario. Está implícito en el progreso.
Si sois infortunados, no es preciso decirlo al lector. Guardadlo para vos.
Sólo puede juzgarse la belleza de la vida por la de la muerte.

La gran familia universal de los hombres es una utopía digna de la lógica más mediocre.
La duda es un homenaje tributado a la esperanza. No es un homenaje voluntario. La esperanza no admitiría ser sólo un homenaje.

Tu grandeza moral, imagen del infinito, es inmensa como la reflexión del filósofo, como el amor de la mujer, como la belleza divina del ave, como la meditación del poeta.