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Frases célebres
(Esopo)

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Más fábulas de Esopo

Fábula del astrónomo

    Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando los astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.
    Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que oyendo sus lamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo sucedido, dijo:

- ¡Amigo mío! ¿Quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la tierra?

Moraleja: Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber donde se está.

Fábula del lobo orgulloso y el león

    Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en el horizonte, y, viendo su sombra bellamente alargada, exclamó con vanidad y presumiendo:

- ¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!

    Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:

- La presunción es la causa de mi desgracia.

Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.

Fábula del lobo y el asno

    Un lobo fue elegido rey entre sus congéneres y decretó una ley ordenando que lo que cada uno capturase en la caza, lo pusiera en común y lo repartiese por partes iguales entre todos; de esta manera ya no tendrían los lobos que devorarse unos a otros en épocas de hambre.
    Pero en eso lo escuchó un asno que estaba por ahí cerca, y moviendo sus orejas le dijo:

- Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero ¿Por qué has escondido todo tu botín en tu cueva? Llévalo a tu comunidad y repártelo también, como lo has decretado.

    El lobo, descubierto y confundido, derogó su ley.

Moraleja: Si impones normas, sé el primero en cumplirlas.

Fábula de la paloma y la hormiga

    Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.

    Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vio la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.

Moraleja: Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos.

Fábula del perro y su reflejo en el río

    Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.

    Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.

    Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.

Moraleja: No codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.

Fábula de la tortuga y la liebre

    Cierto día, una liebre se burlaba de las patas cortas y la lentitud del caminar de una tortuga. Pero esta, riéndose, le replicó:

- Puede que seas veloz como el viento, pero yo te ganaría en una competencia.

    Y la liebre, totalmente segura de que aquello era imposible, aceptó el reto, y propusieron a la zorra que señalara el camino y la meta.
    Llegado el día de la carrera, arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de caminar y en su lento pero constante paso, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio, la liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, se quedó dormida. Cuando despertó, y moviéndose lo más veloz que pudo, vio como la tortuga había llegado primera al final y obtenido la victoria.

Moraleja: Con seguridad, constancia y paciencia, aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos siempre el éxito.

Fábula de la víbora y la lima

    Al taller de un herrero entró una víbora, pidiéndole caridad a las herramientas. Después de recibir algo de todas, faltando sólo la lima, se le acercó y le suplicó que le diera alguna cosa.

- ¡Bien engañada estás - repuso la lima - si crees que te daré algo. Yo que tengo la costumbre, no de dar, ¡sino de tomar algo de todos!

Moraleja: Nunca debes esperar obtener algo de quien sólo ha vivido de quitarle a los demás.

Fábula del ratón campestre y el cortesano

    Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a comer al campo. Pero como solo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le dijo:

- ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.

    Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel. Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte.

    Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros. Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse.

    Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:

- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobre diablo y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin angustias ni temores hacia nadie.

Moraleja: Es tu decisión escoger el disponer de ciertos lujos y ventajas que siempre van unidos a agobios y preocupaciones, o vivir un poco más austeramente pero con más serenidad.

Fábula del martín pescador

    Este pájaro gusta de la soledad y vive siempre a orillas y sobre el mar. Se dice que para huir de los hombres que le dan caza, hace su nido en las rocas de la orilla.
    Un día un martín pescador que iba a poner sus huevos se subió a un montículo, y divisando un peñasco erguido dentro del mar, hizo en él su nido.

    Al otro día, cuando salió en busca de comida, se levantó el mar por una borrasca, alcanzó el nido y ahogó a los pajarillos. Al regresar el martín pescador y ver lo sucedido, exclamó:

- ¡Desdichado de mí, huyendo de los peligros conocidos de la tierra, me refugié dentro del mar y me fue peor!

Moraleja: Si tienes que adentrarte en lo desconocido, ten en cuenta la llegada de sorpresas agradables y desagradables. Nunca te confíes a ciegas de lo que no conoces.

Fábula del avaro y el oro

    Un avaro vendió todo lo que tenía de más y compró una pieza de oro, la cual enterró en la tierra a la orilla de una vieja pared y todos los días iba a mirar el sitio.
    Uno de sus vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar qué pasaba. Pronto descubrió lo del tesoro escondido y, cavando, tomó la pieza de oro y se la robó. El avaro, en su siguiente visita, encontró el hueco vacío, y jalándose sus cabellos se lamentaba amargamente.
    Entonces otro vecino, al enterarse del motivo de su queja, lo consoló diciéndole:

- Da gracias que el asunto no es tan grave. Ve y trae una piedra y colócala en el hueco. Imagínate entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que aquello sea o no sea oro, ya que de por sí no harías nunca ningún uso de él.

Moraleja: Valora las cosas por su utilidad, no por su apariencia.

Fábula del buey y la becerra

    Viendo a un buey trabajar, una becerra que solo descansaba y comía, se condolió de la suerte de aquel y se alegró de la suya.

    Pero llegó el día de una solemnidad religiosa, y mientras al buey se lo hacía a un lado, atraparon a la becerra para sacrificarla.
    Al ver lo sucedido, el buey sonriendo dijo:

- Mira, becerra, ya sabes por qué tú no tenías que trabajar: ¡Es que estabas reservada para el sacrificio!

Moraleja: No te ufanes de la ociosidad, pues nunca sabes qué mal trae oculto.

Fábula del lobo flautista y el cabrito

    Un cabrito se rezagó en el rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia este y le dijo:

- Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez.

    Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el ruido y salieron a perseguir al lobo. Viendo la mala pasada, se dijo el lobo:

- Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista.

Moraleja: Cuando vayas a efectuar una nueva actividad, antes ten en cuenta tus capacidades y las circunstancias, para valorar si podrás salir adelante.

Fábula del mercader de sal y el asno

    Llevó un mercader a su asno a la costa para comprar sal. En el camino de regreso a su pueblo pasaban por un río, en el cual, en un hueco, su asno resbaló mojando su carga. Cuando se levantó, sintió aliviado su peso considerablemente, pues mucha de la sal se había diluido.
    Retornó el mercader a la costa y cargó más sal que la vez anterior.

    Cuando llegaron otra vez al río, el asno se tiró a propósito en el mismo hoyo en el que había caído antes, y levantándose de nuevo con mucho menos peso, se enorgullecía triunfantemente de haber obtenido lo que buscaba.
    Notó el comerciante el truco del asno, y por tercera vez regresó a la costa, donde esta vez compró una carga de esponjas en vez de sal. Y el asno, tratando de jugar de nuevo a lo mismo, se tiró en el hueco del río, pero esta vez las esponjas se llenaron de agua y aumentaron terriblemente su peso.
    Y así el truco le rebotó al asno, y tuvo que cargar ahora en su espalda más del doble de peso.

Moraleja: Tratar de evitar el deber haciendo trucos solo nos dañará a nosotros mismos.

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Residencial Aguamarina - Playa del Norte
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Vista del mar desde la terraza
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Terraza con mesa y sombrilla
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Entrada del apartamento
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Salon con ventanal a la terraza
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Parte del salon, cocina y vista de la terraza
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Vista del salon del apartamento
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Cocina con salida a terraza
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Dormitorio
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Baño con plato de ducha
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Piscina de la comunidad

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