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Más frases de Nicolás Maquiavelo (121)

• Es mucho más seguro ser temido que amado porque el amor es preservado por el vínculo de obligación que, debido a la bajeza de los hombres, se rompe en cada oportunidad para su ventaja; pero el miedo te preserva por un temor de castigo que nunca falla.

• Los hombres caminan casi siempre por caminos trillados ya por otros y apenas hacen sino imitar a sus predecesores en las empresas que llevan a cabo.

• Es imposible que los que mandan sean reverenciados por los que desprecian a Dios.

• Cuando uno ha sido buen amigo, encuentra buenas amistades aun a su pesar.

• Un hijo puede soportar con ecuanimidad la pérdida de su padre, pero la pérdida de su herencia puede llevarlo a la desesperación.

• No puede haber grandes dificultades cuando abunda la buena voluntad.

• En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven.

• Cuando veáis al servidor pensar más en sus propios intereses que en los vuestros, y que interiormente busca sus propios beneficios en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podréis confiar en él.

• Los hombres van de una ambición a otra: primero, buscan asegurarse contra el ataque y luego, atacan a otros.

• La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente.

• Los príncipes y gobiernos son mucho más peligrosos que otros elementos en la sociedad.

• Nada grandioso fue jamás conseguido sin peligro.

• La naturaleza crea pocos hombres valientes; la industria y el entrenamiento hacen muchos.

• Cuando se hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera que le sea imposible vengarse.

• Los pueblos, aunque ignorantes, son capaces de comprender la verdad, y fácilmente ceden cuando la demuestra un hombre digno de fe.

• La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerles de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos.

• Los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos. Todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, pero pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se escuda detrás de la majestad del Estado.

• El ministro debe morir más rico de buena fama y de benevolencia que de bienes.

• El hombre sabio procurará que sus actos parezcan siempre voluntarios y no forzados, por mucho que pueda obligarle la necesidad de realizarlos.

• El hombre prudente siempre debe seguir el camino pisado por los grandes hombres e imitar a los más excelentes, de modo que si no alcanza su grandeza, al menos recibirá algo de ella.

• Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.

• Dios no quiere hacerlo todo, para no quitaros el libre albedrío y aquella parte de la gloria que os corresponde.

• Un príncipe nunca carece de razones legítimas para romper sus promesas.

• Las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse.

• No hay guerra que evitar; solo puede ser pospuesta en la ventaja de otros.

• Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos, tanto menos cuanto el beneficio es inferior a la injuria.

• El príncipe prudente debe preferir rodearse de hombres de buen juicio a los que dará la libertad de decirle la verdad.

• Los hombres rara vez tienen el valor suficiente para ser, o extremadamente buenos, o extremadamente malos.

• Aunque el engaño sea detestable en otras actividades, su empleo en la guerra es laudable y glorioso, y el que vence a un enemigo por medio del engaño merece tantas alabanzas como el que lo logra por la fuerza.

• Es de gran importancia disfrazar las propias inclinaciones y desempeñar bien el papel de hipócrita.

• Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores deben hacerse poco a poco con el objetivo de que se aprecien mejor.

• El deseo de adquirir es cosa extraordinaria. Los hombres que adquieren cuando pueden hacerlo serán alabados y nadie los censurará. Pero cuando no pueden, serán tachados de error y todos vituperarán.

• No hay que atacar al poder si no tienes la seguridad de destruirlo.

• Los hombres son tan simples y están tan unidos a la necesidad...

• El hombre sabio hace a la primera lo que el necio hace a la última.

• La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.

• Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.

• La sabiduría consiste en saber distinguir la naturaleza del problema y en elegir el mal menor.

• La política no tiene relación con la moral.

• El que engaña encontrará siempre quien se deja engañar.

• Los hombres intrínsecamente no confían en nuevas cosas que no han experimentado por sí mismos.

• El primer método para estimar la inteligencia de un gobernador es mirar los hombres que tiene a su alrededor.

• Para entender la naturaleza de la gente, uno debe ser un príncipe y para entender la naturaleza del príncipe, uno debe ser la gente.

• El odio produce temor, del temor se pasa a la ofensa.

• Creo que el verdadero modo de conocer el camino al paraíso es conocer el que lleva al infierno, para poder evitarlo.

• Los príncipes deben ejecutar a través de otros las medidas que puedan acarrearles odio, y ejecutar por sí mismos aquellas que les reportan el favor de los súbditos.

• El que no coloca los cimientos con anticipación podría colocarlos luego si tiene talento, aun con riesgo de disgustar al arquitecto y de hacer peligrar el edificio.

• Los Estados que se forman de repente no tienen las raíces necesarias para consolidarse. El primer golpe de la adversidad lo arruina.

• Un signo de inteligencia es a menudo la certeza de la ignorancia de uno mismo.

• Los ejércitos mercenarios y los auxiliares son inútiles y peligrosos.

• El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo.

• El fin justifica los medios.

• Es un defecto común de los hombres no preocuparse por la tempestad durante la bonanza.

• La historia es la ciencia de los hombres, de los hombres en el tiempo.

• No hay nada más importante que aparentar ser religioso.

• Es doblemente placentero mentir al impostor.

• El que quiere ser obedecido debe saber mandar.

• Ante todo, ármate.

• Los cimientos principales de todos los estados son las buenas leyes y las buenas armas, y no puede haber buenas leyes donde no hay buenas armas.

• La paz con la esclavitud es más pesada carga que la guerra con libertad.

• Hay que hacer comprender a los hombres que no te ofenden si te dicen la verdad; pero cuando todo el mundo puede decírtela te falta el respeto.

• La mayoría de los hombres, mientras no se les prive de sus bienes y de su honor, viven felices; entonces, el príncipe es libre para combatir la ambición de las minorías.

• Jamás persona alguna de humilde estado ha ganado gran poder sólo por medio de la fuerza, pero sí sólo con la astucia.

• Un príncipe, para conservar el poder, es a menudo obligado a ser perverso.

• Es un mal ejemplo no observar una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho.