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Frases célebres
(Mariano José de Larra)

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Mariano José de Larra

Mariano José de Larra

Mariano José de Larra y Sánchez de Castro fue un escritor, periodista y político español que nació el 24 de marzo de 1809 en Madrid.

    Durante la ocupación francesa, pasó algunos años de su infancia junto a su padre en Burdeos.
    Tras la amnistía de 1818 se trasladaron de nuevo a la capital española, donde su padre trabajó como mÉdico personal del hermano de Fernando VII.


Escribió bajo los seudónimos de Fígaro, Duende, Bachiller y El pobrecito hablador. Fue uno de los periodistas más famosos y mejor pagados de España y participó en diversas publicaciones además de escribir la novela El doncel de Don Enrique el Doliente (1834) y la obra de teatro Macías (1834).


Se enamoró de una mujer que algún tiempo después descubrió que era la amante de su padre. Se casó con Josefina Wetoret en 1829, matrimonio que terminó en separación en 1834.

    Mariano José de Larra se suicidó el 13 de febrero de 1837.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de Mariano José de Larra (65)

  • Las circunstancias hacen a los hombres hábiles lo que ellos quieren ser, y pueden con los hombres débiles.

  • Y el gran lazo que sostiene a la sociedad es, por una incomprensible contradicción, aquello mismo que parecería destinado a disolverla; es decir, el egoísmo.

  • Es gloria el rendimiento y no flaqueza y es dichoso el que puede obedeciendo obedecer al menos a una hermosa.

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  • Los autores han dicho siempre en sus prólogos y se lo han llegado a creer ellos mismos, que escriben para el público; no sería malo que se desengañasen de este error. Los no leídos y los silbados escriben evidentemente para sí; los aplaudidos y celebrados escriben por su interés, alguna vez por su gloria; pero siempre para sí.

  • Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora.

  • Lo mucho que cuesta hacer libre por las leyes a un pueblo esclavo por sus costumbres.

  • ¿Hay misterio que celebrar? Pues comamos , dice el hombre; no dice: reflexionemos. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades.

  • Así como no notamos el movimiento de la tierra, porque todos vamos envueltos en él, así no echamos de ver tampoco nuestros progresos.

  • ¿Quién no hace locuras y disparates alguna vez en su vida? ¿Quién no ha hecho versos, quién no ha creído en alguna mujer, quién no se ha dado malos ratos algún día por ella, quién no ha prestado dinero, quién no lo ha debido, quién no ha abandonado alguna cosa que le importase por otra que le gustase? ¿Quién no se casa, en fin?...

  • La modestia no es otra cosa que el orgullo vestido de máscara.

  • ¡En la sociedad siempre triunfa la hipocresía!

  • ¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.

  • Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.

  • La inteligencia ha sido en todos los tiempos la reina del mundo y ha vencido las preocupaciones.

  • Todos los sabios de la tierra han necesitado llenar las bibliotecas del orbe con los productos de su ingenio para que la humanidad haya dado algunos pasos en la senda de la civilización. Jesucristo, para llevar a cabo la revolución más colosal que han visto los siglos, no necesitó más que dos palabras: No quieras para otro lo que no quieras para ti.

  • El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio. Pero vasto cementerio donde cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria de una esperanza o de un deseo.

  • En este mundo, para conservar amigos es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios.

  • Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta.

  • Bienaventurado todo aquel a quien la mujer dice “no quiero”, porque ese, a lo menos, oye la verdad.

  • Hay cosas que no tienen solución, y son las que más.

  • Los amores más duraderos son aquellos en que uno de los dos amantes es extraordinariamente celoso.

  • Las teorías, las doctrinas, los sistemas se explican; los sentimientos se sienten.

  • Muchos creen por desgracia que basta una ilustración superficial, cuatro chanzas de sociedad y una educación falsamente despreocupada para hacer feliz a una nación.

  • ¡Siempre bayonetas en todas partes! ¿Cuándo veremos una sociedad sin bayonetas? ¡No se puede vivir sin instrumentos de muerte! Esto no hace por cierto el elogio de la sociedad ni del hombre.

  • No se llama locos sino a aquellos cuya locura no está en armonía con la de los más.

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  • El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.

  • En punto a amores tengo otra superstición: imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere.

  • Generalmente, se puede asegurar que no hay nada más terrible en la sociedad que el trato de las personas que se sienten con alguna superioridad sobre sus semejantes.

  • Muchas cosas me admiran en este mundo: esto prueba que mi alma debe pertenecer a la clase vulgar, al justo medio de las almas; sólo a las muy superiores, o a las muy estúpidas, les es dado no admirarse de nada.

  • Para el elogio corre nuestra pluma rápidamente. Cuando se trata, empero, de vituperar, sólo a fuerza de horas podemos dar concluído a la prensa el artículo más conciso.

  • Ser liberal en España es ser emigrado en potencia.

  • ¿Qué motivo habrá, efectivamente, que nos persuada que debemos en esta corta vida pasarlo mal, pudiendo pasarlo mejor?

  • No sé en qué consiste que soy naturalmente curioso; es un deseo de saberlo todo que nació conmigo, que siento bullir en todas mis venas, y que me obliga más de cuatro veces al día a meterme en rincones excusados por escuchar caprichos ajenos.

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  • ¡Bienaventurados los que no hablan; porque ellos se entienden!

  • El público siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular.

  • La diferencia que existe entre los necios y los hombres de talento suele ser sólo que los primeros dicen necedades y los segundos las hacen.

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  • Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Quién ha muerto en él? Leamos. ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!

  • ¿Quién no ha abandonado alguna cosa que le importase por otra que le gustase?

  • No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar.

  • Es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza.

  • Ni ve que su mismo fuego presto su beldad destruye, y que donde el goce empieza el placer allí sucumbe.

  • El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.

  • El sentimiento es una flor delicada, manosearla es marchitarla.

  • Hay algunos hombres que no dicen lo que piensan y otros que piensan demasiado lo que dicen.

  • ¿No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee? Esa breve dudilla se me ofrece por hoy, y nada más. Terrible y triste cosa me parece escribir lo que no ha de ser leído.

  • ¡Ay de aquel día en que no haya nada que hacer, en que no haya nada que aclarar!

  • Preciso es que sean muy malos los hombres si obligan a pensar tan mal de ellos.

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  • ¡Un ser que como el hombre no puede vivir sin matar, tiene la osadía, la incomprensible vanidad de presumirse perfecto!

  • Suponiendo que se escriba con principios, se puede escribir después con varios fines.

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  • En este triste país, si a un zapatero se le antoja hacer una botella y le sale mal, después ya no le dejan hacer zapatos.

  • En el matrimonio es preciso contar con cualidades que resistan, que duren, y las grandes pasiones pasan pronto; al paso que una condición apacible en todos tiempos es buena.

  • Las circunstancias... palabras vacías de sentido con que trata el hombre de descargar en seres ideales la responsabilidad de sus desatinos.

  • Un pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas.

  • Cuando la opinión es la que derriba, derriba para siempre; la violencia deja tras de sí, al derribar, la probabilidad de la reacción a la fuerza hoy vencida y que puede ser vencedora mañana.

  • El amor propio ofendido es el más seguro antídoto del amor.

  • Nunca está el corazón más dispuesto a recibir impresiones que cuando está triste: los amigos, los parientes que quedan atrás dejan un vacío immenso. ¡Ah! ¡La naturaleza es enemiga del vacio!

  • Siempre ha gemido la prensa; pero hoy que le das, Talidio, a imprimir tus obras todas, gime al menos con motivo.

  • Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.

  • En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...

  • Ley implacable de la naturaleza: o devorar, o ser devorado. Pueblos e individuos, o víctimas o verdugos.

  • La verdad es como el agua filtrada, que no llega a los labios sino a través del cieno.

  • Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado.

  • Ningún escritor ha escrito nunca para los que no saben leer.

  • Somos nobles, lo que equivale a decir que desde la más remota antigüedad nuestros abuelos no han trabajado para comer.

  • Ayer aun hubiera dado toda mi sangre por oír un sí... ¿Por qué razón no soy ya completamente feliz? ¡Ah! Existe entre ella y entre mí un obstáculo en que se estrellan a la vez todas mis esperanzas. Dice que me ama, pero pertenece toda a su marido.

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Imágenes

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Residencial Aguamarina - Playa del Norte
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Vista del mar desde la terraza
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Terraza con mesa y sombrilla
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Entrada del apartamento
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Salon con ventanal a la terraza
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Parte del salon, cocina y vista de la terraza
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Vista del salon del apartamento
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Cocina con salida a terraza
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Dormitorio
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Baño con plato de ducha
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Piscina de la comunidad

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