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Más frases de Friedrich Nietzsche (113)

Creo firmemente que los animales ven en los hombres un ser igual a ellos.
Sólo después de una ley instituida se podrá hablar de justicia o injusticia.
Lo mismo que al árbol. Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, - hacia el mal.

La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura.
Donde uno no puede amar más debe pasar de largo.
Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla.
Sin música, la vida sería un error.
Es preciso saberse amar a sí mismo, con amor sano y saludable, para saber soportarse a sí mismo y no vagabundear.
La incapacidad de mentir está muy lejos del amor a la verdad.
La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que aguanta.
La política divide a las personas en dos grupos: los instrumentos y en segundo lugar, los enemigos.
No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra.
La mujer perfecta es un ser humano superior al mejor de los hombres.
Cuando se tiene muchas cosas que hacer, el día tiene 100 bolsillos.

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Aprende Más

Las personas que brindan su plena confianza creen por ello tener derecho al de los demás.
Toda persona temerosa no sabe lo que es estar sola. Detrás de su sombra siempre hay un enemigo.

El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme.
No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino también aquel que habla en contra de lo que no sabe.
Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes.
Aquel que tiene algo por qué vivir es capaz de enfrentar todos los cómos.
No hay hechos, sólo interpretaciones.
El amor y la crueldad no son dos cosas opuestas: siempre se encuentran juntos en los caracteres más firmes y mejores.
No hay hechos eternos del mismo modo que no hay verdades absolutas.
La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.

El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.
Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado.
La esperanza es un estimulante mucho más potente que la suerte.
Mucho tienen que hacer los padres para justificar el tener hijos.
Nadie aprende, ni tan siquiera se enseña a soportar a la soledad.
El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son.
Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que pasan al otro lado.
En algunos la castidad es una virtud, en muchos es casi un vicio.

La vida misma es la voluntad de dominar.
Solo el que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
El que sabe que es profundo se esfuerza por ser claro; el que quiere parecer profundo se esfuerza por ser oscuro.

En el amor siempre hay algo de locura, y en la locura siempre hay algo de razón.
Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.
El hombre tiene más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus principios.
Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero difícil hacer que sean sencillas.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
El sexo no es más que una trampa de la naturaleza para no extinguirnos.
No existe nada más hipócrita que eliminar la hipocresía.
Es la perseverancia la que hace grandes a los hombres, no la fuerza.
La ventaja de la mala memoria es que en muchas ocasiones se regocija de las mismas cosas como si fuera la primera vez.

También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes. ¡Sí, los cobardes son astutos!
Una cosa buena no nos gusta cuando no estamos a la altura.

Toda convicción es una cárcel.
Se debe morir orgullosamente cuando ya no se puede vivir con orgullo.
¿No es la vida demasiado breve para aburrirnos?
La verdad es que estamos acostumbrados a la vida no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
No existen fenómenos morales, sino solamente una explicación moral de los fenómenos.
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo.
En este mundo de imágenes creado por nosotros mismos, nos hemos inventado como unidad, como aquello que permanece constantemente en cambio.
La independencia no es un derecho, es un privilegio que corresponde a una minoría.
El remordimiento es como un perro mordiendo una piedra: una estupidez.
El hombre es un ser que se considera amador por excelencia.
Aquello que hacemos nunca es comprendido, sólo es acogido por elogios o crítica.

En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono.
El hombre se define como ser que evalúa, como ser que ama por excelencia.
El camino del infierno está asfaltado de buenas intenciones.