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Frases célebres
(Rudyard Kipling)

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Rudyard Kipling

Rudyard Kipling

Joseph Rudyard Kipling fue un escritor y poeta británico nacido el 30 de diciembre de 1865 en Mumbai, India.

   Hijo de Alice MacDonald y John Lockwood Kipling, un oficial del ejército británico, además de escultor y alfarero.
   A los seis años, fue enviado a estudiar a Inglaterra junto a su hermana menor. Permaneció cinco años en un hogar social de Southsea, experiencia que describe en su relato La oveja negra.


En 1878, ingresó en el United Service College, de Devonshire, donde eran educados los hijos de oficiales sin grandes recursos.
   En el año 1882 regresó a la India, momento en que comenzó a trabajar para la Civil and Military Gazette de Lahore hasta 1889, en calidad de editor y escritor de relatos.
   Entre sus novelas o relatos largos más populares figuran La luz que se apaga (1891), El Libro de la Selva (1894), El Segundo Libro de la Selva (1895), Capitanes intrépidos (1897) o Kim de la India (1901), un relato picaresco de la vida en la India.


Rudyard Kipling viajó por Asia y Estados Unidos, donde se casó el 18 de enero de 1892 con Caroline Balestier y vivió durante un breve periodo en Vermont. En 1903, se estableció en Inglaterra.
   En 1907 le concedieron el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer autor inglés merecedor de este galardón.
   Kipling falleció el 18 de enero de 1936 en Londres. Sus restos se encuentran en la Abadía de Westminster.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de Rudyard Kipling (79)

  • Las palabras son la más potente droga utilizada por la humanidad.

  • La conjetura de una mujer es mucho más precisa que la certeza de un hombre.

    (Cuentos de las colinas)
  • Entrometerse en el desatino del hombre es siempre una faena muy ingrata.

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  • Embarcadme para cualquier punto más allá de Suez, donde lo mejor es igual que lo peor, donde no existen los Diez Mandamientos, y cualquier hombre puede alimentar sus pasiones.

  • No hay mayor placer que el de encontrar un viejo amigo, salvo el de hacer uno nuevo.

  • ¿Qué sabe de Inglaterra quien solo conoce Inglaterra?

  • Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia.

  • Cuando la tripulación y el capitán están cordialmente compenetrados, es preciso un temporal y más que un temporal para lanzar la nave a tierra.

  • Toma problemas prestados, si te lo dicta tu naturaleza, pero no los prestes a tus vecinos.

  • Siempre he preferido pensar bien de todo el mundo; evita muchos problemas.

  • Se aprende más por lo que la gente habla entre sí o por lo que se sobrentiende, que planteándose preguntas.

  • Si encomiendas a un hombre más de lo que puede hacer, lo hará. Si solamente le encomiendas lo que puede hacer, no hará nada.

  • Todas las personas que se nos parecen son ‘nosotros’, y todos los demás son ‘ellos’.

  • Sin un caballo, un perro y un amigo, el hombre moriría.

  • La providencia ayuda a quienes ayudan a otros.

  • La más tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una mujer sea muy hábil para manejar a un imbécil.

  • Los peores embusteros son nuestros propios temores.

  • El que viaja solo viaja más aprisa.

  • Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé; sus nombres son cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué.

  • Si en la lucha el destino te derriba. Si todo en tu camino es cuesta arriba. Si tu sonrisa es ansia insatisfecha. Si hay faena excesiva y mala cosecha. Si a tu caudal se contraponen diques, date una tregua. ¡Pero no claudiques!

  • Pudo haber sido esto, pudo haber sido aquello, pero se le ama y se le odia por lo que es.

  • No sólo éramos felices... ¡Además lo sabíamos!

  • Abajo, hacia el infierno, o arriba, hacia la gloria, el que camina solo camina más aprisa.

  • Nunca he cometido ningún error en mi vida; al menos, ninguno que no haya podido justificar después.

    (Bajo los cedros deodaras)
  • Debes aprender a perdonar a un hombre cuando está enamorado. Siempre es un pelmazo.

    (La luz que se apaga)

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  • Los hijos de los reyes son hombres desde que nacen.

    (El libro de la selva)
  • Se os oprimirá el corazón de tanto llorar. Dios sabe que yo tengo también mis razones para llorar y no lo hago...

    (Capitanes intrépidos)
  • No hay pecado tan grave como la ignorancia. Acuérdate siempre de esto.

    (Kim)
  • La educación, si es buena, es la mayor de las bendiciones. De otro modo no sirve para nada.

    (Kim)
  • Los que piden limosna en silencio mueren también en silencio.

    (Kim)
  • La caballería permaneció inmóvil, pero todos sus hombres empuñaron cada cual su carabina y se situaron a un costado de sus caballos.

    (Cuentos de la India)
  • Dios nos ayuda para que conozcamos lo peor muy jóvenes.

    (La luz que se apaga)
  • Es difícil vivir solo en la oscuridad, confundiendo el día y la noche; caer a dormir de puro cansancio al mediodía, y levantarse inquieto en el frío del amanecer.

    (La luz que se apaga)

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  • Los elefantes miedosos siempre están expuestos al daño.

    (El libro de la selva)
  • Estoy vigilando el viento...Lo que es yo no veo ningún indicio...Vámonos a favor de la niebla...Detrás de la niebla hay viento.

    (Capitanes intrépidos)
  • Quien sepa leer la causa de una acción habrá ya recorrido la mitad del camino que lleva a la libertad.

    (Kim)

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  • Este asunto de las religiones es como los caballos. El hombre inteligente sabe que los caballos son útiles...Y que de todos puede sacarse provecho.

    (Kim)
  • Las buenas obras nunca perecen.

    (Kim)
  • El hombre mejor que hay sobre la tierra..., sin excepción alguna. Es un hombre de los que dejan que uno mismo se suene la nariz.

    (Cuentos de la India)
  • Estamos todas las islas gritándonos mentiras entre nosotras a través de mares de incomprensión.

    (La luz que se apaga)
  • De nada me sirve ser hombre...Si no entiendo el lenguaje que usan los hombres.

    (El libro de la selva)
  • Siento el corazón oprimido por todas las cosas que no llego a entender.

    (El libro de la selva)
  • Los peces son cada vez más pequeños y tú has ido a pescar el halibut más grande que podríamos encontrar en este viaje.

    (Capitanes intrépidos)
  • Su evasión representaba el colmo de la insolencia; pero, al menos, revelaba valor y resolución.

    (Kim)
  • Los hombres son como los caballos. A veces necesitan sal, y si no la encuentran en el pesebre irán a lamerla de la tierra.

    (Kim)
  • Las veinticuatro horas del día tienen igual valor para los orientales.

    (Kim)
  • Los giros del mundo oscilan por las mismas fases una y otra vez.

    (El hombre que pudo reinar)

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  • Tengo mis propias cerillas y azufre, y voy a hacer mi propio infierno.

    (La luz que se apaga)
  • Una de las bellezas que puede notarse en la ley de la Selva es que el castigo salda definitivamente todas las cuentas pendientes y no se vuelve ya a hablar del asunto.

    (El libro de la selva)

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  • Un mentiroso solo miente cuando confía en que van a creerle.

    (El libro de la selva)
  • Es inútil prohibirme que haga lo que me da la gana...Los jóvenes siempre tan corteses con los mayores y los mayores siempre tan dispuestos a estimar esta cortesía.

    (Capitanes intrépidos)
  • Un buen garrote es siempre una razón de peso.

    (Kim)
  • Las brujas, cuando están en activo, son capaces de apoderarse del alma de quien pisotee su sombra.

    (Kim)
  • En el mundo hay dos clases de mujeres: las que dejan a un hombre sin fuerzas y las que se las devuelven.

    (Kim)
  • Hermano para un príncipe y compañero para un mendigo si los encuentra dignos.

    (El hombre que pudo reinar)
  • El mundo es muy bonito y es muy terrible, no se preocupa por tu vida o la mía o cualquier otra cosa.

    (La luz que se apaga)
  • Tu corazón es grande y tu lengua hábil. Entre las dos cosas llegarás muy lejos.

    (El libro de la selva)
  • El sol es tan fuerte que parece hacer vibrar las rocas recalentadas.

    (El libro de la selva)
  • Las personas más indiferentes a todo no pueden menos de fijar su atención en los detalles de la vida a bordo, mucho más cuando ésta continúa por mucho tiempo.

    (Capitanes intrépidos)
  • No puedes elegir la Liberación y al mismo tiempo permanecer esclavo de las delicias de la vida.

    (Kim)
  • El suelo era de buena tierra limpia: no de hierbas frescas, que por el mero hecho de vivir están ya a medio camino de la muerte, sino de tierra llena de esperanza que contiene la semilla de toda vida.

    (Kim)
  • ¿A quién se le ocurre buscar una rata en un estanque de ranas?

    (Kim)
  • Los ingleses no suelen ser ablandados con apelaciones a la memoria de sus madres.

    (El hombre que pudo reinar)
  • Todos somos islas gritándonos mentiras a través de mares de malentendidos.

    (La luz que se apaga)
  • Tienes tal confianza en ti mismo que andas absolutamente descuidado. Una prueba más de que perteneces a la raza humana. Tienes que ser prudente.

    (El libro de la selva)
  • No te enfades. Esa sí que es la peor de las cobardías.

    (El libro de la selva)
  • En cuanto a mí, quiero libertad o muerte.

    (Capitanes intrépidos)
  • Curar a los enfermos es adquirir mérito, pero antes hay que adquirir conocimientos.

    (Kim)
  • La caridad no se les niega a quienes son bien parecidos.

    (Kim)
  • Si de vez en cuando no se diera muerte a unos cuantos hombres malos, el mundo sería mal lugar para los soñadores desarmados.

    (Kim)
  • Si quiero una corona tengo que ir a cazarla por mí mismo.

    (El hombre que pudo reinar)
  • ¿Cómo puedes hacer nada hasta haber visto todo, o tanto como sea posible?

    (La luz que se apaga)
  • Las fieras saben que el hombre es el animal más indefenso de la naturaleza. No es una presa digna de un cazador que se precie de serlo.

    (El libro de la selva)
  • Los hombres que están habituados a comer en mesas diminutas durante terribles tormentas tienen costumbres muy limpias y delicadas.

    (Capitanes intrépidos)
  • No voy a negar lo que parece que así va siendo.

    (Capitanes intrépidos)
  • Los hombres sabios no corren de un lado a otro como las gallinas bajo el sol.

    (Kim)
  • Las religiones son como los caballos. Cada una tiene su propio mérito en su propio país.

    (Kim)
  • No hay palabras para describir todo este espanto; pero, lo juro por mi cabeza, yo sólo describo lo que he visto.

    (Cuentos de la India)
  • Ahora la India es un lugar más allá de todos los otros en los que no hay que tomar las cosas demasiado en serio, exceptuado siempre el sol del mediodía.

    (Cuentos de las colinas)

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Residencial Aguamarina - Playa del Norte
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Vista del mar desde la terraza
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Terraza con mesa y sombrilla
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Entrada del apartamento
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Salon con ventanal a la terraza
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Parte del salon, cocina y vista de la terraza
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Vista del salon del apartamento
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Cocina con salida a terraza
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Dormitorio
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Baño con plato de ducha
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Piscina de la comunidad

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