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Francis Scott Fitzgerald

Francis Scott Key Fitzgerald fue un militar, novelista y escritor estadounidense que nació el 24 de septiembre de 1896 en Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos.
    Conocido por ser uno de los representantes de la literatura de la década de 1920, conocida como la “Generación Perdida”.

Su abuela murió ahorcada por complicidad en el asesinato del presidente Abraham Lincoln. Su padre era Edward Fitzgerald, un caballero del Sur arruinado, y su madre Mary McQuillan Fitzgerald, una católica de origen irlandés.

Matriculado en Princeton, abandonó sus estudios universitarios (1917) para buscar la gloria en el ejército expedicionario estadounidense, que combatía en la Gran Guerra Europea.

    En el ejército realiza el primer borrador de su novela, titulada en un principio “El egoísta romántico”, que se publicó como “A este lado del paraíso” (1920) y que le hace un hombre rico.

    Se casa con Zelda Sayre el 2 de abril de 1920.
    Su mujer estuvo hospitalizada periódicamente desde 1930 hasta su muerte en 1948 por problemas mentales, fue diagnosticada esquizofrénica en 1932, moriría en 1948.

    Al final de su vida, Fitzgerald vendió guiones a Hollywood para sobrevivir. El 21 de diciembre de 1940, alcoholizado y exhausto, F. Scott Fitzgerald fallece en Hollywood, California, frente a la máquina de escribir.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de Francis Scott Fitzgerald (104)

• Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.

• El verdadero signo de inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginación.

• El pasado nunca es el pasado realmente. Está siempre vivo en nosotros, de una forma u otra.

• No hay amor sin sacrificio, y no hay sacrificio sin amor.

• La belleza está en todas partes, solo necesitamos abrir los ojos y apreciarla.

• El dinero ha aniquilado más almas que el hierro cuerpos.

• Eres la mejor, la maás encantadora, tierna y hermosa persona que he conocido, e incluso eso es un eufemismo.

• Aprendamos a mostrar nuestra amistad a la gente durante su vida y no después de muertos.

• Es difícil estar aquí sentado cerca de ti y no besarte.

• A los dieciocho años nuestras convicciones son colinas desde las que miramos; a los cuarenta y cinco son cuevas en donde nos escondemos.

• No escribas porque quieras decir algo, escribe porque tienes algo que decir.

• Se necesitan dos para que haya un accidente.

• Nunca entendí qué significa sentido común aplicado a problemas complicados.

• Estoy convencido de que aquello que disfruto escribiendo es lo que mejor me sale.

• La vida continúa, con o sin nosotros.

• El amor verdadero no es lo que encontramos, sino lo que construimos.

• La vida es un lienzo en blanco, depende de nosotros qué pintura queremos crear.

• No podemos vivir en el pasado, pero tampoco podemos negarlo. Debemos aprender a aceptarlo y seguir adelante.

• Evidentemente, la vida es sólo un continuo proceso de deterioro.

• Tienes un lugar en mi corazón que nadie más jamás podrá tener.

• Te amo y ese es el principio y el final de todo.

• La vida es esencialmente una trampa y sus condiciones son las de la derrota; lo que la redime no es la felicidad ni el placer sino las satisfacciones más profundas que salen de la lucha.

• Nunca culpo al fracaso -hay demasiadas situaciones complicadas en la vida- pero soy absolutamente despiadado con la falta de esfuerzo.

• Para todos, la juventud es un sueño, una forma de locura química.

• Saliendo de un dolor, parece necesario volver sobre los mismos pasos que nos llevaron allí.

• El estar solo física y espiritualmente engendra soledad y la soledad engendra más soledad.

• Lo estoy pasando fatal porque llevo cinco meses de holgazanería y quiero ponerme a trabajar.

• No es necesario que seamos perfectos para inspirar a los demás. De hecho, a menudo son nuestras imperfecciones las que nos hacen más humanos y cercanos.

• La única forma de alcanzar la grandeza es arriesgándose a la decepción.

• La verdadera sabiduría está en reconocer nuestros propios errores y aprender de ellos.

• La verdadera grandeza está en cómo tratamos a los demás, no en cómo nos tratan a nosotros.

• Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia.

• Quiero saber que te moviste y respiraste en el mismo mundo conmigo.

• La personalidad es una serie ininterrumpida de gestos exitosos.

• No estaba realmente enamorado, pero sentía una especie de tierna curiosidad.

• Soy una de las pocas personas decentes que me he encontrado en la vida.

• La señal de una inteligencia de primer orden es la capacidad de tener dos ideas opuestas presentes en el espíritu al mismo tiempo y, a pesar de ello, no dejar de funcionar.

• No juzgar es motivo de esperanza infinita.

• Cada uno sospecha en sí mismo de por lo menos una virtud cardinal.

• Mi cuñada irá allí esta semana. Es una mujer trivial y encantadora, y nos tenemos una profunda antipatía.

• Nunca debemos confundir el éxito con la felicidad. El éxito es temporal, la felicidad es eterna.

• El verdadero valor de una persona no se mide por su riqueza material, sino por su riqueza espiritual.

• El tiempo no espera por nadie, así que aprovecha cada momento como si fuera el último.

• La verdadera fortaleza no radica en nuestra capacidad de soportar el dolor, sino en nuestra capacidad de superarlo.

• Los ricos tienen más dinero, y los pobres, más niños.

• Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas.

• Después de todo, la vida no tiene mucho que ofrecer excepto la juventud y supongo que, para las personas mayores, el amor de la juventud en otros.

• Eres misteriosa. Te amo. Eres hermosa, inteligente y virtuosa, y esa es la combinación más extraña que existe.

• Tengo treinta años -dije-. He rebasado en cinco años la edad de mentirme a mí mismo y llamarle a eso honor.

• Después de todo, la vida parece tener mucho más éxito vista desde una sola ventana.