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Baltasar Gracián

Baltasar Gracián y Morales fue un jesuita y escritor español del Siglo de Oro, nacido en Belmonte, cerca de Calatayud (Zaragoza).

Hijo de un funcionario, estudió en un colegio jesuita de Calatayud y en la Universidad de Huesca. En 1619 ingresó en la Compañía de Jesús. Se ordenó sacerdote en 1635. Fue confesor del virrey Nochera, a quien acompañó a Madrid, ciudad donde trabó amistad con el poeta Hurtado de Mendoza.

Por sus enemistades en la orden de los jesuitas, lo enviaron castigado a Lérida, a sofocar la revuelta catalana. Fue brevemente secretario de Felipe IV. Su salud se quebrantó tras un largo castigo a pan y agua impuesto por Jacinto Piquer, el provincial de Aragón (superior religioso de una provincia).

Gracián escribió a Roma lamentándose de las penitencias sufridas y pidiendo pasar a otra orden. Fue, sin embargo, “rehabilitado” y ya en abril estaba en Tarazona.
   Solicitó entonces la observancia para hacerse franciscano pero la mala salud que el escritor sufría desde hacía unos años no resistió el invierno durísimo del Moncayo y murió el 6 de diciembre de 1658.

Fuente: españaescultura.es / escritores.org

Frases y citas de Baltasar Gracián (134)

• Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.

• El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.

• Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza.

• Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros.

• Pon un gramo de audacia en todo lo que hagas.

• Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso.

• Lo bien dicho se dice presto.

• La esperanza es un gran falsificador.

• Todo tonto está convencido; y todos convencidos son tontos. Cuanto más defectuoso es el juicio de una persona, más firmes son sus convicciones.

• Es mejor dormir sobre las cosas de antemano que permanecer despierto sobre ellas después.

• Cuando el conocimiento de un hombre es profundo, habla bien de un enemigo. En lugar de buscar venganza, extiende generosidad inesperada. Convierte el insulto en humor... y asombra a su adversario, que no encuentra motivos para no confiar en él.

• Siempre deja algo que desear; de lo contrario serás miserable desde tu misma felicidad.

• Intente tareas fáciles como si fueran difíciles, y difíciles como si fueran fáciles; en un caso, la confianza puede no quedarse dormida, en el otro, que no se consterne.

• Los hombres deben ser estudiados tan profundamente como los libros.

• Si no queda nada que desear, hay todo que temer, un triste estado de felicidad.

• Es dicho de dormilones que por mucho madrugar no amanece más temprano.

• Aunque muchos son sabios en latín, suelen ser grandes necios en romance.

• Tanto necesita la diligencia de la inteligencia, como al contrario. La una sin la otra valen poco; juntas, pueden mucho.

• No hay hombre, por viejo que esté, que no piense que puede vivir otro año.

• Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.

• La queja trae descrédito.

• Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

• A los veinte años un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta, un mono; a los ochenta, nada.

• La retentiva es el sello de la capacidad.

• Varón prevenido de cordura no será combatido de impertinencia.

• Escucha, mira y guarda silencio.

• Nunca abras la puerta a un mal menor, ya que otros y mayores invariablemente se meten detrás.

• Los sabios son siempre impacientes, porque el que aumenta el conocimiento aumenta la impaciencia de la locura.

• El éxito rara vez trae satisfacción.

• Nunca participes en los secretos de los que están por encima de ti; crees que compartes la fruta y compartes las piedras: la confianza de un príncipe no es una subvención, sino un impuesto.

• Quien encuentre la fortuna de su lado debe seguir adelante rápidamente, ya que ella solo favorecerá a los valientes.

• Puedes estar obligado a hacer la guerra, pero no a usar flechas envenenadas.

• Para el hombre prudente es más fácil prevenir que remediar.

• Entramos todos en el mundo con los ojos del ánimo cerrados, y cuando los abrimos al conocimiento ya la costumbre de ver las cosas, por maravillosas que sean, no deja lugar a la admiración.

• Todo juez de sí mismo halla luego textos de escapatoria.

• Pensar bien es fruto de la racionalidad. A los veinte años reina la voluntad, a los treinta el ingenio, a los cuarenta el juicio.

• Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse.

• Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.

• ¿Cuál puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que la recibe?

• Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos.

• En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.

• Todos los necios son obstinados y todos los obstinados son necios.

• El mejor servicio que puede brindarle a otra persona es ayudarlo a ayudarse a sí mismo.

• Los sueños no te llevarán a ninguna parte, una buena patada en los pantalones te llevará muy lejos.

• La madurez mental se muestra mejor en creencias lentas.

• Es una gran habilidad saber cómo guiar tu suerte incluso mientras la esperas.

• La mejor habilidad en las cartas es saber cuándo descartar.

• El conocimiento sin sabiduría es una doble locura.

• El tonto más grande es el que piensa que no es uno y todos los demás lo son.

• La esperanza es gran falsificadora de la verdad: corríjala la cordura, procurando que sea superior la fruición al deseo.

• Tened paciencia y tendréis ciencia.

• Los sinceros son amados, pero engañados.

• Pise firme siempre en el medio y no vaya por extremos, que son peligrosos todos.

• Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio.

• Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.

• La costumbre disminuye la admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecida.

• Visto un león, están vistos todos, pero visto un hombre, sólo está visto uno, y además mal conocido.

• El que confía sus secretos a otro hombre se hace esclavo de él.

• El mentiroso tiene dos males: que ni cree ni es creído.

• El autoconocimiento es el comienzo de la superación personal.

• Uno debe pasar por la circunferencia del tiempo antes de llegar al centro de oportunidad.