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Más frases de Alexander Pope (81)

• Los jueces hambrientos firman sentencias pronto, y se ahorca a los desgraciados para que los jurados puedan almorzar.

• Por lo que he publicado, solo puedo esperar que me perdonen; pero por lo que he quemado, merezco ser alabado.

• Todos son partes de un todo estupendo, cuyo cuerpo es la naturaleza y Dios el alma.

• ¿Cuán feliz es la suerte de la inocente vestal? Al mundo olvida y el mundo la olvidó. El eterno resplandor de la mente inmaculada acepta todas las plegarias y renuncia a todos los deseos.

• La mayoría de las mujeres no tienen ningún carácter.

• Los autores, igual que las monedas, son más apreciados cuanto más antiguos ; es la pátina y no el oro lo que estimamos.

• El tiempo todo lo vence; cedamos también nosotros al tiempo.

• Una juventud de fiesta, una vejez de cartas.

• No hay cristales de más aumento que los propios ojos del hombre cuando miran su propia persona.

• Algunas personas nunca aprenderán nada por la sencilla razón de que lo entienden todo demasiado pronto.

• Enfadarse es vengar las fallas de los demás sobre nosotros mismos.

• Todo nuestro conocimiento es conocernos a nosotros mismos.

• Basta emborrar un libro con notas y observaciones para adquirir el tÍtulo de “hombre de letras”.

• Haz el bien por sigilo y sonríe para encontrar su fama.

• El que sirve mejor a un hermano se acerca más a Dios que todos los demás.

• Los necios admiran, los sensatos aprueban.

• El estudio más interesante del hombre es el hombre mismo.

• Que discutan los necios acerca de la forma de gobierno. Aquel que mejor administra es el mejor.

• ¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo?

• Un almacén en la cabeza: estar siempre leyendo para no ser nunca leído.

• Lo que la razón teje, por pasión, se deshace.

• La fuerza de la mente es ejercicio, no descanso.

• El vicio es un monstruo de un carácter tan espantoso como para ser odiado al ser visto; Sin embargo, visto demasiado a menudo, familiarizado con su rostro, primero soportamos, luego sentimos lástima, luego nos abrazamos.

• Me gustaría que la gente creyera algo que estoy seguro que no creerán: que me ha importado la fama mucho menos de lo que me he atrevido a declarar.

• La bebida es la fiesta de la razón y el flujo del alma.

• En este mundo cotidiano, se dice que todos son románticos, que admiran algo bueno o lo hacen.

• El pueblo es una fiera de múltiples cabezas.

• Las diversiones constituyen la felicidad de quienes no saben pensar.

• La verdadera facilidad en el escribir deriva del arte, no del acaso.

• El ingenioso no es más que una pluma al viento; el jefe, sólo una caña. El hombre honesto es la obra más excelsa de Dios.

• Una verdad está clara: lo que es, es cierto.

• La reputación es una vida imaginaria en la vida de los demás, una cosa fuera de nosotros antes de nuestra muerte.

• Los enamorados sueñan, los esposos son despertados.

• Muchos hombres han sido capaces de hacer algo sabio, astuto, pero muy poco generoso.

• El verdadero ingenio es la Naturaleza hermosamente vestida. Lo que fue pensado muchas veces, pero nunca tan bien expresado.

• En la sombra, lejos de la luz del día, la melancolía suspira sobre la cama triste, el dolor a su lado, y la migraña en su cabeza.

• Debe enseñarse a los hombres como si no se les enseñara. Las cosas desconocidas deben proponérseles como cosas olvidadas.

• En el vasto océano de la vida de diversas formas navegamos, la razón es la carta, pero la pasión son los vientos.

• Un hombre obstinado no tiene opiniones, sino éstas a él.

• Nadie se duele tan poco como un loco.

• Morir de nada más que de la furia de vivir.