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George Washington

George Washington fue un político estadounidense, primer presidente de los Estados Unidos entre 1789 y 1797 y comandante en jefe del Ejército Continental revolucionario en la guerra de la Independencia de los Estados Unidos.

Nació el 22 de febrero de 1732, en el Condado de Westmoreland, Virginia, en el seno de una familia acomodada de origen inglés.

    Desde los catorce años George Washington reveló interés por la carrera de las armas. Cursó estudios en colegios rurales. De niño brilló también por su gran afición deportiva. Serio, introvertido y metódico, destacaba por su espíritu decidido.

En mayo de 1755 se alistó para servir como ayuda de campo del general británico Edward Braddock. Washington fue elegido en agosto de 1755 para comandar el regimiento de Virginia.
    Fue elegido miembro de la cámara baja de Virginia en 1758, donde prestó servicios durante diecisiete años.

Su asistencia a la Convención Constitucional y su apoyo a la ratificación de la Constitución tuvieron mucha importancia para las convenciones estatales de 1787 y 1788, lo que convirtió a Washington en el principal candidato para la presidencia de Estados Unidos.
   Fue elegido presidente en 1788 y nuevamente en 1792. Presidió la formación y operaciones iniciales del nuevo gobierno.

Considerado héroe nacional, el gran forjador de la independencia y del Estado, retirado desde 1797 a Mount Vernon, falleció el 14 de diciembre de 1799.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de George Washington (112)

• Perseverar en el cumplimiento de su deber y guardar silencio es la mejor respuesta a la calumnia.

• La libertad, cuando empieza a echar raíces, es una planta de rápido crecimiento.

• La verdadera amistad es planta de lento crecimiento que debe sufrir y vencer los embates del infortunio antes de que sus frutos lleguen a completa madurez.

• Una mujer sensata nunca puede ser feliz con un tonto.

• No hay nada que pueda merecer mejor tu mecenazgo, que la promoción de la ciencia y la literatura. El conocimiento es en cada país la base más segura de la felicidad pública.

• No debemos mirar hacia atrás a menos que sea para extraer lecciones útiles de errores pasados, y con el propósito de sacar provecho de la carísima experiencia.

• La disciplina es el alma de un ejército. Hace pequeños números formidables; procura el éxito para los débiles y la estima para todos.

• Si se quita la libertad de expresión, entonces mudos y silenciosos podemos ser guiados, como ovejas al matadero.

• Levantemos un estándar que los sabios y honestos puedan reparar; el resto está en las manos de Dios.

• Somos un pueblo unido, o no lo somos. Si lo somos, en todos los asuntos de interés general, actuamos como nación, que tienen objetivos nacionales que promover y un carácter nacional que apoyar. Si no lo somos, dejemos de actuar como una farsa fingiendo hacerlo.

• Ninguna mañana amaneció más favorable que la nuestra; y ningún día estaba más nublado que el presente. La sabiduría y los buenos ejemplos son necesarios en este momento para rescatar a la máquina política de la inminente tormenta.

• Hay un Destino que tiene el control de nuestras acciones, para no ser resistido por los esfuerzos más fuertes de la Naturaleza Humana.

• Una mala guerra se pelea con una buena mente.

• El cargo de la presidencia no es una posición de poder, sino una posición de servicio al pueblo estadounidense.

• Trabaja para mantener viva en tu pecho esa pequeña chispa de fuego celeste, la conciencia.

• Nada aborrezco más que la ingratitud.

• La práctica necia y perversa de profanar maldiciones y juramentos es un vicio tan malo y mezquino que toda persona con sentido y carácter lo detesta y desprecia.

• Las leyes dictadas por consentimiento común no deben ser pisoteadas por individuos.

• La amistad es una planta de crecimiento lento y debe soportar y resistir las sacudidas de la adversidad antes de tener derecho a la denominación.

• La Constitución que en este momento existe, hasta que haya sido modificada por un acto explícito y auténtico de todo el Pueblo, es sagradamente obligatoria para todos.

• Caballeros, me permitirán ponerme mis gafas, porque he crecido no solo gris, sino casi ciego al servicio de mi país.

• Observa la buena fe y la justicia hacia todas las naciones. Cultiva la paz y la armonía con todos.

• Cuando asumimos al soldado, no dejamos de lado al ciudadano.

• En nuestro progreso hacia la felicidad política, mi estación es nueva; y si puedo usar la expresión, caminaré por terreno no pisoteado. No puedo en lo sucesivo ser arrastrado por un precedente.

• Fui convocado por mi país, cuya voz no puedo escuchar más que con veneración y amor.

• El gobierno de los Estados Unidos no está, en ningún sentido, fundado en la religión cristiana.

• No luches con tus superiores en la discusión, pero siempre somete tu juicio a los demás con modestia.

• La Constitución confiere al Congreso el poder de declarar la guerra; por lo tanto, no se puede emprender ninguna expedición ofensiva de importancia hasta después de que hayan deliberado sobre el tema y autorizado tal medida.

• No hay que mirar hacia atrás a menos que sea para obtener lecciones útiles de los errores del pasado, y con el propósito de aprovecharse de la experiencia que tan cara ha costado.

• Mi primer deseo es ver esta plaga de la humanidad, la guerra, desterrada de la tierra.

• La lentitud operará con mayor fuerza, en algunos casos que el rigor. Por lo tanto, es mi primer deseo que mi conducta se distinga por ella.

• Algún día, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos de América, habrá unos Estados Unidos de Europa.

• El poder arbitrario se establece más fácilmente en las ruinas de la libertad abusada al libertinaje.

• Guárdate contra las imposturas del supuesto patriotismo.

• El gobierno no es razón y no es elocuencia. ¡Es fuerza! Como el fuego, es un sirviente peligroso y un maestro temeroso. Nunca por un momento debería dejarse a la acción irresponsable.

• Los celos y la política local se mezclan demasiado en todos nuestros consejos públicos para el buen gobierno de la Unión. En una palabra, la confederación me parece que es poco más que una sombra sin sustancia.

• La perseverancia y el espíritu han hecho maravillas en todas las edades.

• Un pueblo que posee el espíritu del comercio, que ve y que persigue sus ventajas puede lograr casi cualquier cosa.

• Sé cortés con todos, pero íntimo con pocos, y deja que esos pocos sean probados antes de darles tu confianza.

• No me privarán... de un consuelo en el peor de los casos, si conservo la conciencia de haber actuado de la mejor manera posible.

• Mi madre era la mujer más hermosa que jamás haya visto. Todo se lo debo a mi madre. Atribuyo todo mi éxito en la vida a la educación moral, intelectual y física que recibí de ella.

• La victoria o la derrota no vienen determinadas por el resultado de una sola batalla o acontecimiento, sino por la perseverancia y determinación generales de una nación.

• Asóciate con hombres de calidad si estimas tu propia reputación; pues es mejor estar solo que mal acompañado.

• Es mejor no ofrecer ninguna excusa que una mala.

• La verdadera amistad es una planta de crecimiento lento, y debe soportar y resistir los embates de la adversidad, antes de que tenga derecho a la denominación.

• La religión es tan necesaria para razonar como lo es la razón para la religión. El uno no puede existir sin el otro. Un ser razonador perdería su razón, al tratar de explicar los grandes fenómenos de la naturaleza, si no tuviera un Ser Supremo al que referirse; y bueno, ¿Se ha dicho que si Dios no existiera, la humanidad se habría visto obligada a imaginar uno?

• Guerra: un acto de violencia cuyo objetivo es constreñir al enemigo y lograr nuestra voluntad.

• Formar un nuevo gobierno requiere un cuidado infinito y una atención ilimitada; porque si la base está mal colocada, la superestructura será mala.

• El juego es hijo de la avaricia, el hermano de la iniquidad y el padre de la travesura.

• Deseo con toda mi alma que la legislatura de este Estado pueda ver la política de una abolición gradual de la esclavitud.

• Su amor por la libertad, su respeto por las leyes, sus hábitos de industria y su práctica de las obligaciones morales y religiosas, son los reclamos más fuertes de la felicidad nacional e individual.

• Las intenciones de un hombre deben permitirse en algunos aspectos para defender sus acciones.

• No se pueden idear impuestos que no sean más o menos inconvenientes y desagradables.