Frases célebres

Buscar frases por:

Autores

Temas

Proverbios

Gustave Flaubert

Gustave Flaubert fue un escritor francés que nació el 12 de diciembre de 1821 en Ruán, Francia.

    Está considerado como uno de los mejores novelistas de la literatura mundial y cronológicamente el tercero de los grandes novelistas del realismo francés, tras Stendhal y Honoré de Balzac.

Hijo de un médico, la precoz pasión de Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente. Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida.

    Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración, antes bien, trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa.

Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos.

La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñaría en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.

Gustave Flaubert falleció en Croisset, Francia, el 8 de mayo de 1880.

Fuente: biografiasyvidas.

Frases y citas de Gustave Flaubert (120)

• La denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja de ellas un poco.

• Creo que si mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas.

• Todo lo que uno inventa es verdad, puede estar perfectamente seguro de eso. La poesía es tan precisa como la geometría.

• No sé nada más noble que la contemplación del mundo.

• Los momentos más gloriosos de tu vida no son los días en que has tenido éxito, sino aquellos días en los que, debido a la desesperación y el abatimiento, sientes la vida como un desafío y la promesa de logros futuros.

• Quien no sienta amor, deberá aprender a adular o no saldrá nunca a flote.

• Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera.

• El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente.

• Traté de descubrir, en el rumor de bosques y olas, palabras que otros hombres no podían escuchar, y levanté mis oídos para escuchar la revelación de su armonía.

• He soñado mucho y he hecho muy poco.

• Llegó la primavera, y con los primeros calores, al florecer los perales, experimentó ahogos.

• ¿Por qué nos hemos conocido nosotros? ¿Qué azar lo ha querido? No cabe duda de que, a través de las distancias, como dos ríos que corren para reunirse, nuestros íntimos destinos nos han empujado hasta ponernos frente a frente.

• La vida es tan horrible que uno solo puede soportarla evitándola. Y eso se puede hacer viviendo en el mundo del arte.

• La estupidez es algo inquebrantable; nada la ataca sin romperse contra ella. Es de la naturaleza del granito, dura y resistente.

• Siempre queda en la conciencia algo de los sofismas que en ella se han vertido; y guarda cierto regusto de ellos, como de un mal licor.

• Todo volvía a la rutina; los amos maltrataban a los criados, y éstos golpeaban a los animales.

• Cuidado con la tristeza. Es un vicio.

• La vida debe ser una continua educación. Uno debe aprender todo.

• Uno nunca se cansa de lo que está bien escrito. ¡El estilo es la vida! ¡Es la sangre vital del pensamiento!

• Cada sueño encuentra su forma; hay una bebida para cada sed y amor para cada corazón. Y no hay mejor manera de pasar tu vida que en la preocupación incesante de una idea, de un ideal.

• Todo depende del valor que le damos a las cosas; somos nosotros los que hacemos la moral y la virtud. El caníbal que se come a un vecino es tan inocente como el niño que chupa su dulce.

• Las exigencias monetarias son, de cuantas borrascas se desatan sobre el amor, las más frías y devastadoras.

• La fraternidad es una de las más bellas invenciones de la hipocresía social.

• Uno puede ser el maestro de lo que hace, pero nunca de lo que siente.

• Cuanto más rápido se adhiere la palabra al pensamiento, más hermoso es el efecto.

• Nuestra ignorancia de la historia nos hace calumniar nuestros propios tiempos. La persona común vive hoy mejor que un rey hace un siglo, ¡Pero es desagradecida!

• ¿Es que iba a ser eterna aquella vida miserable? ¿Es que no iba a salir nunca de ella? ¿Acaso no valía ella tanto como las que eran felices?

• La tolerancia es el medio más seguro para ganarse las conciencias.

• Me pasé la mañana poniendo una coma y la tarde quitándola.

• Soy un hombre-pluma. Lo siento a través de la pluma, a causa de la pluma.

• En su deseo confundía las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres, con las delicadezas del sentimiento.

• Esta cobarde docilidad que es para las mujeres como el castigo y a la vez la expiación del adulterio.

• De todos los libertinajes posibles, viajar es el más grande que conozco.

• La melancolía no es más que un recuerdo que se ignora.

• El talento es tener mucha paciencia, y la originalidad es un esfuerzo de voluntad y observación intensa.

• A un alma se le mide por la amplitud de sus deseos, del mismo modo que se juzga de antemano una catedral por la altura de sus torres.

• No le demos al mundo armas contra nosotros, porque las utilizará.

• El culto al arte da orgullo; uno nunca tiene demasiado de eso.

• Es una cosa deliciosa poder escribir. Ya no ser tú mismo, sino moverte en todo un universo de tu propia creación.

• La estupidez radica en querer sacar conclusiones.

• No hay que confundir manzanas con naranjas, mujeres con amor, vida con felicidad...

• El universo se encerraba para él en el sedoso contorno de sus faldas, y como se reprochase no quererla lo suficiente, acuciado por el ansia de volverla a ver, regresaba a toda prisa y subía la escalera, palpitante el corazón.

• La palabra es un laminador que alarga siempre los sentimientos.

• Cómo mantenemos estas almas muertas en nuestros corazones. Cada uno de nosotros lleva dentro de sí su necrópolis.

• ¡La felicidad es una tortura! Castigados son los que la buscan.

• Bovarismo es no estar contento con la realidad, un anhelo de una vida construida sobre ensoñaciones.

• La añoranza se asfixió bajo el hábito.

• Las oraciones deben moverse en un libro como hojas en un bosque, cada una distinta de cada otra a pesar de su parecido.

• Cuando llegamos a viejos, los pequeños hábitos se vuelven grandes tiranías.

• No creo en el remordimiento: es una palabra de melodrama que jamás consideré auténtica.

• El lenguaje humano es como una olla vieja sobre la cual marcamos toscos ritmos para que bailen los osos, mientras al mismo tiempo anhelamos producir una música que derrita las estrellas.

• A los ídolos es mejor no tocarlos: algo de su dorada capa se queda inexorablemente entre los dedos.

• Uno no debe mirar el abismo, porque en el fondo hay un encanto inexpresable que nos atrae.

• El autor debe estar en su obra como Dios en el universo: presente en todas partes pero en ninguna visible.

• Al tratar de entender todo, todo me hace soñar.

• Qué cosa tan horrible es la vida, ¿No es así? Es como una sopa con muchos pelos flotando en la superficie. Sin embargo, tienes que comerla.