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Proverbios Hindúes (49)

• Aquel que reconoce la verdad del cuerpo, puede entonces conocer la verdad del universo.

• Todo lo que no se da, se pierde.

• Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

• La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas.

• Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.

• Es de hipócritas decir que amamos a la humanidad en su conjunto y odiar a quienes no adoptan nuestros puntos de vista.

• El insensato que reconoce su insensatez, es un sabio; pero un insensato que se cree un sabio, es en verdad un insensato.

• Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos.

• El puño cerrado cierra con llave las puertas del paraíso, pero la mano abierta es la llave de la misericordia.

• La ignorancia es pasajera, el conocimiento perdura.

• Cuando todo está perdido aún queda la esperanza.

• Los ríos hondos corren en silencio, los arroyos son ruidosos.

• Los objetos externos son incapaces de dar plena felicidad al corazón del hombre.

• Cuando no hay odio dentro, no hay ningún enemigo fuera.

• El que no duda, nada sabe.

• La más larga caminata comienza con un paso.

• Un hombre sólo posee lo que no puede perder en un naufragio.

• El árbol no niega su sombra ni al leñador.

• La vida es un desafío: afróntalo; y también es amor: compártelo; la vida es sueño: hazlo realidad.

• Las almas nobles son como la madera del sándalo, perfuman hasta el hacha que las golpea.

• Un tigre no pierde el sueño por la opinión de la ovejas.

• Si deseas ser feliz, tienes que desear ver a otros felices también.

• Cuanto más adversas sean para ti las circunstancias que te rodeen, mejor se manifestará tu poder interior.

• En el camino de la vida podrás transitar por el sendero de la sabiduría. Si de él sales convencido de no saber nada, es que has aprendido mucho.

• Creer que un enemigo débil no puede dañarnos es creer que una chispa no puede causar un incendio.

• La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.

• El hombre que desee estar tranquilo ha de ser sordo, ciego y mudo.

• No hay nada que detenga al hábil; no existen distancias para el fogoso; ni hay país extranjero para el erudito: el que es elocuente, no teme a nadie.

• El fuego abrasador destruye los árboles, pero deja intactas las raíces; Sin embargo, el agua mansa las socava y las arrastra.

• El deseo es el recuerdo del placer, proyectado al futuro.

• Incluso el néctar es venenoso si se toma en exceso.

• Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus zapatos.

• El bien que hicimos la víspera es el que nos trae la felicidad por la mañana.

• El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.

• ¿Qué ve el ciego aunque se le ponga una lámpara en la mano?

• Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.

• También Dios está escondido en el océano de una gota de agua.

• El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.

• No hay nada noble en ser superior a otro. La verdadera nobleza radica en ser superior a tu antiguo yo.

• Sufrimos más con lo que imaginamos, que con lo que en realidad sucede.

• La tierra no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos.

• No hay árbol que el viento no haya sacudido.

• El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.

• Cuando las olas se han aquietado y el agua está en calma, entonces se refleja la luz y se puede vislumbrar el fondo.

• Para descubrir la inmensidad de las profundidades divinas, se impone el silencio.

• Cuando naces, todos los de alrededor sonríen y tú lloras; Vive la vida de tal forma que al morir, todos los de alrededor lloren y tú sonrías.

• El que abandona lo cierto para correr tras lo dudoso, pierde lo uno y lo otro.

• Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno.

• Ciertas cosas llaman tu atención, pero persigue aquellas que llamen a tu corazón.